lunes, 21 de abril de 2008

Rubén Darío y el sensacionalismo


Rubén Darío no solo fue un adelantado y un profeta en el campo de la literatura y en su visión de la evolución social de los pueblos: él previó en magníficos poemas y crónicas el advenimiento de la primera guerra mundial y la rebelión de las naciones periféricas sometidas al colonialismo y al imperialismo; intuyó en su pensamiento la decadencia espiritual y moral de Occidente y la proximidad del cataclismo bélico. También vislumbró la crísis del periodismo y sus consecuencias: el sensacionalismo, la venalidad y la mentira.
Menciono aquí un artículo publicado en "La Prensa Libre" de Guatemala que tiene como eje una reseña del libro de Alejandro Montiel Argüello sobre la presencia de Darío en esa nación.

DE LA OBRA RUBEN DARIO en Guatemala, escrita por el literato e historiador nicaragüense Alejandro Montiel Argüello con justas, enérgicas y merecidas críticas al periodismo sensacionalista de aquel entonces.
Se trata de un artículo firmado por el inmortal poeta nacido en Metapa en el año de 1867 y quien también fue periodista en Centroamérica, España, Francia y otros países. Darío lo escribió en un remoto ayer pero, parece que lo hubiese escrito hoy, o sea cuando el cuadro pintado por él sobre medios y periodistas en ámbito mundial, en lo concerniente a la ética profesional, 109 años después más que con los diarios, con la televisión está peor que nunca, Dice así:
"El periodismo actual se basa en el reportaje de novedades. Hay que llamar la atención. Hacer escándalo y poner con llamativos titulares las noticias, aunque estas tengan como base el dolo y la mentira. Ya pasaron aquellos tiempos de la prensa imparcial e ilustrativa. Allí tenéis a París donde rara vez se lee en un periódico algo que aprendamos en un artículo. He aquí algunos ejemplos: El Fígaro es noble pero de bulevar.
¿Cuál diario se llevaría las palmas de la verdad, la seriedad y la maestría? ¿Le temp o Le Journal? ¿El Bil Blas que podría señalarse como el medio de propaganda de la prostitución parisiense? Pues, se explota lo escandaloso. Se hurga en gabinetes de los Estados y en las alcobas de los hogares. Se procura lo escandaloso, se calumnia al jefe del Gobierno y se pone la infamia en lo más íntimo y santo de su residencia. En los Estados Unidos el Herald Tribune va a la cabeza con el mercantilismo y así triunfa en New York y en Londres.
Los periodistas de carrera que se consagran honestamente a este oficio tienen que ver con vergüenza cómo se convierte la tinta en lodo y la pluma en un puñal. Como quienes no ven lo alto y digno de esta misión son fáciles al halago y así caen en la venalidad. Cualquier oportunista que busca una buena salida toca las puertas del periodismo y corrompe lo sagrado "(Termina la reseña).
La cátedra de Darío llegó a ser visionaria y profética. Porque el periodista honrado y digno que hubo en él vio desde aquellos días la pérdida de valores éticos, profesionales y humanos de pasquines yankees, europeos, latinoamericanos, etc. que 109 años más tarde han descendido a los más bajos niveles de corrupción, amarillismo y escándalo con vejámenes a la honra de las personas y violación de su intimidad. Como dijo madame Rolland hace ya más de doscientos años "¡Oh, libertad, cuantos crímenes se cometen en tu nombre!".
De lo visto por Rubén cual periódicos impúdicos, avarientamente comercializados, 109 años después lo peor que, en lo referente a reyes y presidentes se ha visto en lo que va del siglo ha sido el caso de Bill Clinton y la fornicación, acoso o abuso sexual de las disque púdicas, honestas pero no virginales doncellas Jones, Flower, Willey y Lewinsky, protagonistas de la pasquinería más asqueante, fastidiosa, insoportable y podrida, en la historia del periodismo.
Sobre esto vale hacer esta pregunta: ¿alguna vez ha dado un periodista la noticia acerca de un rey o presidente que no hubiese tenido tres, cuatro o más amantes durante su reinado?

Mastereizer

jueves, 10 de abril de 2008

Sensacionalismo y la cultura popular

Los diarios sensacionalistas dejan condenados a una muerte civil a los involucrados en las noticias; crean un mundo imaginario de miedo que lleva a la desensibilización frente a la violencia, a la insolidaridad y al fatalismo; promueven más antivalores que valores; consolidan la creación de una subcultura de obsesión por lo perverso; desubjetivizan al ser humano; manejan un concepto errado de Libertad de Expresión; infringen varios postulados ético-profesionales. Los jóvenes de 13 a 18 años, especialmente los de estratos más pobres, están atrapados por estos periódicos.

Los jóvenes les dedican en promedio 20 minutos de lectura por ejemplar. Les otorgan una calificación promedio de 8 sobre 10. Son los pobres quienes los aprecian más, los leen con mayor detenimiento y los guardan o coleccionan: quiere decir que la valoración varía según el estrato socioeconómico y que a menor estrato, mayor gusto. Aceptan todo lo que se publica en estos medios, aunque se dan cuenta que exageran, y nunca los cuestionan: quiere decir que se trata de muchachos que todavía no tienen un criterio formado y, por lo tanto, realizan una lectura pasiva de los diarios. Si bien no aceptan directamente que la motivación para leerlos es el gusto por la violencia y el sexo, se ha podido comprobar que ése es su principal interés: satisfacen su morbo al tener acceso a la descripción de los detalles de las informaciones violentas y de índole sexual.

Estos impresos son preferidos porque presentan notas que no salen en otros periódicos y porque son económicos y “directos” en su redacción. Se constituyen en agentes socializadores de los jóvenes debido a que les permiten estar informados, compartir esos “conocimientos” con sus grupos sociales y hacerse una idea de cómo funciona la sociedad. Supuestamente, cumplen un rol preventivo; empero, en verdad son ansiógenos, porque no hacen más que provocar preocupación, tristeza y miedo entre los jóvenes, sin hacerlos pasar de la mera emoción a la reflexión y, menos aún, a la acción.

En general, los jóvenes perciben que en los cotidianos hay más antivalores que valores. Sin embargo, esa percepción no va más allá de un simple darse cuenta de los contenidos negativos demasiado obvios. No se inquietan, ni se cuestionan. Se limitan a aceptarlos y quererlos como son.

De cualquier manera, es urgente iniciar acciones concretas de educación entre los lectores de medios de comunicación para que incrementen su sentido crítico frente a los contenidos informativos -sensacionalistas o no-, así como procesos de autocrítica en el rubro periodístico para tomar conciencia de la responsabilidad social que implica ese oficio.

Este es un vídeo muy interesante que pueden observar acerca del sensacionalismo del periodismo:


Y si quieren visitar la página del EXTRA.... tienen la opción.
Mastereizer

sábado, 5 de abril de 2008

Entre la seriedad y el sensacionalismo

¿Se están convirtiendo los medios de comunicación en sensacionalistas y sin seriedad alguna?

Si bien, para buena parte de la élite social y del conservadurismo letrado, la crónica roja es altamente nociva porque banaliza la violencia o la provoca (dos posiciones aparentemente opuestas pero que coinciden en el cargo de conciencia que las suscita); para muchos periodistas y escritores latinoamericanos el tema ofrece la insoslayable oportunidad de retratar a las sociedades como ellas son, iluminar una realidad desmesurada asumiendo el reto de inventar recursos (por eso nuestras exuberantes expresiones melodramáticas, nuestro "realismo mágico", lo "real maravilloso", etc.) para "hacer creíble nuestra vida".1 La crónica roja es la realidad condensada que supera a la ficción. Desde luego, todo depende del enfoque o encuadre, de la intencionalidad y del tratamiento; allí radica su importancia y utilidad social para trabajar la condición humana y los dramas de sociedades injustas y, por eso mismo, violentas.

Sin embargo, ¿podemos calificar a unos medios de sensacionalistas y a otros no? ¿La supuesta "seriedad" de unos excluye un enfoque sensacionalista? Empecemos recordando que Pulitzer fue uno de los padres del sensacionalismo, solo así pudo competir con Hearst; sin embargo, ahora ese nombre lleva uno de los premios periodísticos más prestigiosos en Estados Unidos y en el mundo. Además, basta mirar las páginas, especialmente las primeras, de los diarios más "serios" en el ámbito nacional e internacional y los despachos de las agencias de noticias para encontrar un enfoque sensacionalista explícito o sutil y solapado, proveniente de una práctica periodística heredera, en gran medida, de los criterios de noticiabilidad que prevalecen y que priorizan, en la selección y despliegue, los temas más impactantes y candentes: violencia urbana, guerras, accidentes, catástrofes, lo raro e insólito; en detrimento de temas vinculados al desarrollo, educación, cultura, ciencia y tecnología.2 Entonces, ¿el sensacionalismo es una característica de ciertos medios de la cual carecen los llamados "serios"? ¿Solo algunos de ellos buscan llamar la atención del público para vender?

1. Como lo puntualizó García Márquez al recibir el Premio Nobel: "Las criaturas de esta realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor ha sido la insuficiencia de recursos para hacer creíble nuestra vida".
2. La investigación "Situación de la comunicación en América Latina", de CIESPAL, evidenció este hecho: para 1990, solo el 20% de los diarios de la región tenían páginas fijas sobre ciencia y tecnología; en contraste, 2 de cada 3 las tenían sobre espectáculos y un porcentaje similar sobre crónica roja.

Checa Montúfar, Fernando.Conclusiones. En publicación: El Extra: las marcas de la infamia; aproximaciones de la prensa sensacionalista . Universidad Andina Simón Bolívar; Corporación Editora Nacional; Abya-Yala: Ecuador.2003.